viernes, 8 de marzo de 2013

MEMORANDUM DE NADA (ENTREGA 17)

>>>>>>> Viene de la ENTREGA 16...como siempre la pego también a TODO LO PUBLICADO...que encontraréis a continuación
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A pesar de estos días de vacío el blog está cerca de las 14.000 visitas. Muchas gracias.
PRÓXIMA ENTREGA: En el transcurso de la próxima semana (11-15 marzo)



Había salido casi de hurtadillas. Cuando dieron las 4 Salitre estaba con una llamada. Maruja se levantó y buscó la puerta como un niño cuando le dan el recreo en la escuela. Pisó la calle y la duda se convirtió en pánico. No podía esperarle, no debía. Era imprescindible controlar aquel arrebato. Se confundió entre el denso grupo de compañeros que caminaban hacia la parada del bus y, al llegar a la esquina, orientó sus pasos al metro. No le apetecía demasiado ir directamente a casa y optó por pasar de largo y apearse en la estación del centro comercial. Necesitaba volatilizar toda la inquietud que le estaba provocando el momento que vivía. Huía de la sensualidad de Salitre pero le era totalmente imposible no compararla con la atonía que se había instalado en su relación con Venancio. Huía sin dirección, del uno y del otro sin lograr cauterizar la sensación de que ambos la tenían encarcelada en dos espacios de vida incongruentes.
Caminaba por los pasillos del centro con la mirada perdida en los escaparates y el pensamiento en el vacío. Nada le llamaba la atención en aquel tránsito de fuga.
Una joven la abordó cortándole el paso.
- Buenas tardes, señora. ¿Conoce usted GNI Direct?-  
Sintiéndose invadida, Maruja la esquivó sin responder y aceleró el paso buscando la entrada del aseo. Varias mujeres se le habían adelantado y tuvo que esperar. No le hizo demasiada gracia comparar aquella cola con la que provocaban las llamadas en la plataforma.
- Puede que la vida sea esto. Siempre tenemos que esperar a que llegue nuestro momento-
Cuando entró en el servicio aquel metro cuadrado embaldosado y maloliente la devolvió a la realidad. La cisterna no funcionaba. A pesar del asco que sentía limpió el asiento con un pedazo de papel higiénico y sublimó lo escatológico.
-¿Le queda mucho?- Alguien tenía prisa por entrar. Por un instante le pareció divertida la idea de fastidiar la premura que sentía la mujer que había golpeado la puerta con ansia. Pero no le apetecía para nada seguir respirando aquel aire enrarecido. Abrió la puerta y una embarazada se precipitó hacia la taza. Media docena de mujeres seguían esperando. Mientras se alejaba ironizó murmurando.
- ¡Agilizamos, por favor, agilizamos que tenemos cola!
Miró el reloj. Con un poco de suerte cuando llegara a casa Venancio estaría en el bar o dormitando en el sofá. Buscó la salida y alargó la tarde desechando el metro como transporte. Daría un paseo para robarle tiempo al tiempo y ganárselo a su tedio.
A las 7, Salitre desistió. Maruja no aparecía por la boca de metro. Aquella mujer estaba derrotando su frivolidad convirtiéndose en importante para él. No se reconocía en aquel estado que era más fruto de la devoción que del deseo.
Arrancó y buscó el camino que le llevaría a casa pasando por la gasolinera para repostar. Necesitaba combustible para el motor de su automóvil y para sus ideas. No miró al retrovisor cuando dobló la esquina. Maruja cruzó la calle buscando las llaves en el bolso. No se vieron a pesar que no dejaban de mirarse en todas sus preguntas.
- ¿Vienes de la Alameda?
Froilán se lo preguntó para evitar una presentación demasiado formal.
- No, vengo de la cárcel
Era una respuesta que Froilán no esperaba. Titubeó, a su pesar, en el intento de reconducir la toma de contacto.
- Permíteme que te de la bienvenida al barrio. Me llamo Froilán y si me necesitas para algo me encontrarás en el banco que queda justo enfrente, detrás de la valla del parque – Lo soltó de tirón esforzándose por ser amable.
- Gracias, Froilán. Yo me llamo Sebas y soy nuevo en esto. ¿Sabes si la bofia se meterá conmigo si me instalo aquí?
- Depende, Sebas. De vez en cuando te putearán pero no son demasiado pesados. Se paran, te dicen que aquí no puedes estar, tú finges que te alejas y con un poco de suerte pasan días hasta que se repite la historia
- Bien. Poco tengo que perder. Gracias por la información
Mientras hablaba iba colocando un cartón apoyado en la pared con un texto rotulado en azul que se inclinaba a la derecha y se empequeñecía al final de cada línea en un esfuerzo imposible por que cupieran enteras las palabras.
“AYUDA POR FABOR NADIE ME DA TRABAJO Y NO TENGO DE COMER”
A Froilán le pareció un contenido honrado, alejado de frases alusivas a niños o minusvalías inexistentes. No quiso preguntarle qué le había llevado a la cárcel. Si quería contarlo algún día lo haría. Le pareció que estaba frente a un hombre de pocas palabras y muchos miedos. Lo prudente era retirarse.
- Bien, Sebas. Me retiro a mis aposentos. Ya sabes donde puedes encontrarme-
Cruzó la calle en dirección al parque mientras Sebas se sentaba en el suelo y estiraba el brazo con la mano abierta esperando que algún viandante se la llenara de esperanza.
Una mujer que salía del cajero se le quedó mirando.
- ¿Donde está Segis?
Sebas respondió con otra mirada que transmitía desconocimiento. Encogió los hombros mientras la mujer se alejaba guardando en el bolso unas monedas que posiblemente habrían ido a parar a su mano si se hubiera llamado Segis. Hoy no cenaba. Nada nuevo para él en los tres días que llevaba en libertad.
La noche es noche para todos, sea cual sea su vida. Para unos representa el descanso después de unas horas de rutina o imprevistos. Para otros, cansados de vivir, es el consuelo del olvido entregando el cuerpo a la oscuridad del sueño.
Para Violeta la noche representaba la confirmación de que P.P. ya no estaba. Lo comprobó mientras ordenaba el lavavajillas. P.P. siempre se había ocupado de esa tarea y tuvo que buscar el folleto de instrucciones para programarlo adecuadamente. Al escuchar el zumbido del agua iniciando el proceso se sintió aliviada y salió al jardín. No había demasiadas plantas pero era evidente que necesitaban cuidado. A eso si se atrevió sin la ayuda de instrucciones. Puso la boquilla de la manguera para que actuara como aspersor y llevó la lluvia a geranios, rosales y damas de noche hasta dejarla dentro del parterre donde los setos protegían la casa de miradas.
Entró en la cocina, buscó una pizza en el congelador y la convirtió en comestible calentándola ocho minutos en el microondas. Era hora de cenar y pensar en no pensar. Apenas probó aquella cuatro estaciones de marca blanca. Salió de nuevo al jardín para cerrar la manguera y respirar el olor a tierra mojada para que la sensación de frescor la liberara del sofoco acumulado en el día. Apagó las luces del jardín y subió en busca de la cama haciendo escala en el baño.
Apenas se secó. Le gustaba dejarse caer desnuda sobre la sábana con la piel húmeda. Algo que nunca había sido del agrado de P.P. Pero él no estaba allí para recriminarle que mojaba la cama ni pedirle que bajara el volumen del televisor.
Encendió un cigarrillo mientras buscaba que canal la ayudaría mejor a conciliar el sueño. En verano la programación estaba llena de remakes. Se decidió por la oscuridad que solo rompía el reflejo de la luna en la ventana. Una última calada le sirvió para encontrar el final de un día en el que no había podido escribir nada nuevo en aquella página en blanco en que se había convertido su vida. Morfeo se la llevó hasta lo más profundo de su reino prometiéndole que a las seis en punto estarían de regreso.
La semana les había pasado volando. El jueves le dieron a Mariona la alegría de concederle el cambio de rotación que le permitiría coincidir con Palmira en sus días de libranza. Les apetecía pasar el fin de semana juntas. Se despidió de sus padres hasta el día siguiente y emprendió el camino de la casa de Palmira dispuesta a aprovechar cada minuto. Antes de tomar el bus se paró en el supermercado para comprar dos botellas de Ribera del Duero y unas bolsas de ganchitos. Tenían previsto dedicar la mañana a conocer el casco antiguo de la ciudad y comer un menú asequible en cualquier chiringuito de la zona. Tardaron en salir el tiempo que Mariona necesito para dejar su bolsa en el dormitorio y la compra en la cocina.
- ¿Empezamos por la catedral? – sugirió Palmira. Sin esperar la respuesta de su amiga desplegó un plano del barrio monumental y señaló el camino que les llevaría hasta aquel edificio mitad románico mitad gótico que se alzaba por encima de otros más profanos pero con la misma carga de historia y de leyendas.
- ¡Es increíble que te cobren por entrar en un lugar de culto!
- Si esperamos a la misa no nos cobrarán, pero no podremos pasearnos por el interior ni hacer fotografías
- ¡Deja, Palmira, deja! Ya que hemos venido, entremos. Invito yo
- Vale, pero a la salida yo pago la caña – respondió Palmira.
Mariona pagó las entradas refunfuñándole a la mujer que se las dio.
- A este precio en lugar de dos tickets podrían darnos, al menos, un folleto explicativo
- Si quieren una visita guiada tenemos una en veinte minutos. Son seis euros por persona- 
No contestaron. La puerta lateraL de acceso al templo se quejó cuando la empujaron para entrar.
Los sábados la plataforma estaba en calma hasta mediodía. Aquel fin de semana estaban de servicio Selena, Belma y Jacobo.  
- ¿A quién tenemos hoy de super? – preguntó Jacobo.
- Creo que a Violeta. Si, seguro. Hoy Violeta y mañana Manuel – Belma lo había consultado el día antes.
- O sea, que el día jodido será hoy – añadió Selena.
- Depende, chicas, depende. Si estamos atentos no creo que nos dé mucha guerra. Cuando está sola pierde gas. Nos teme tanto como nos odia
Jacobo lo dijo sin reparo. En el tiempo que llevaba allí se había apercibido que Violeta solo mordía cuando tenía público. Necesitaba al resto de supervisores para lucirse a pesar de que sabía que no compartían muchas de sus actuaciones.
- Es una cobarde. Una cobarde que nos puede hacer mucho daño, chiquillas. Pero nunca os golpeará a campo abierto. Lo hará a vuestras espaldas, a través de terceros, alterando la verdad, manipulando las cosas
- ¡Caramba yayo! Vienes calentito. Nunca te había oído hablar con tanta dureza de la cobra – Selena estaba sorprendida.
- ¿Creéis que lo de nuestra queja ha quedado en el olvido? ¿De verdad pensáis que se asustó o, como mínimo se propuso cambiar? Esta esperando su momento. A varios de nosotros nos la tiene jurada. No pudimos con ella entonces y eso la ha hecho más fuerte. No sé quién la protege ni por qué…Bueno, creo que todos sabemos quién; lo que no sabemos es porqué…”
Belma y Selena asintieron con la cabeza.
- Me da que tú yayo y Aisha sois los primeros de la lista
- Si, Selena. No hace falta ser vidente para esto…..- Hizo un gesto que imitaba una sonrisa para cambiar de tema - ¡Me voy a celebrarlo! Con vuestro permiso  bajo a fumarme un cigarrillo antes de que llegue nuestra amiga
- Si, bájate – respondió Belma – Y si no te importa, cuando subas, vamos nosotras
No estaban autorizados a salir de dos en dos los fines de semana. Pero a primera hora y antes de que llegara el cliente se tomaban algunas libertades que dulcificaban el esfuerzo.
A las diez menos cuarto Violeta irrumpió en la plataforma escudriñando con la mirada la composición de las raspas. Llegaba maldiciendo su descontrol. Se había levantado a las seis de la mañana en un día en el que no era necesario madrugar. Si P.P. hubiera estado en casa la habría advertido para que cambiara el despertador.
- ¡Buenos días! ¿Podéis explicarme que hace la gente de G Plus mezclada con los agentes de asistencia?
Jacobo salió al quite de inmediato al apercibirse de que su amiga del alma estaba belicosa.
- Los fines de semana intentamos agruparles y dejamos que se sienten como quieran. A nosotros no nos representa ningún problema, Violeta. Son pocos y podemos controlarles
- No me parece bien que toméis decisiones sin consultar. Mandaré un correo informando. Hoy vamos a dejarlo como está. Pero mañana que cada agente se siente en su zona. El lunes le preguntaré a Manuel si habéis seguido mis indicaciones – La réplica de Violeta estuvo cargada de esa ironía maligna que no podía disimular cuando se sentía por encima. Si esperar respuesta se dirigió hacia su mesa, contoneándose con la misma sordidez que cualquier día. Y como cualquier día había elegido una blusa incapaz de disimular el rastro de sudor en sus axilas.
- Me temo que hoy nos va a hacer la vida imposible, Jacobo. Aunque esté sola. Me da que viene calentita – Belma parecía asustada.
- ¿Calentita? ¡No creas! Antes los fines de semana venía medio llena. Pero ahora, desde que se ha quedado sin suministro viene como un témpano. Solo hay algo peor que medio polvo, chiquilla…Y es no tener ni medio – Mientras lo decía, Selena, puso cara de adolescente picarona y poniendo dos dedos debajo de sus ojos los dejó resbalar hasta la barbilla.
- Bien, venga calentita o fría nos quedan seis horas con ella. Nosotros a lo nuestro – dijo Jacobo.
- Y lo nuestro es mandar a descansar a unos cuantos – continuó Belma. –Que salgan tres  de G Plus, tres de asistencia y tres de atención al socio. Aquí tenéis el cuadro horario
Violeta se puso a escuchar a los agentes. Algunos de los que no eran de su agrado estaban en la sala. Jairo Magno fue el elegido para comenzar. Atendió la llamada sin problemas y siguiendo correctamente las pautas exigidas.
- Ya le pillaré. Seguro que encuentro alguna grabación suya en la que mete la pata
Lo cierto es que no andaba desencaminada con el comportamiento del agente. Pero no era ético buscar el error como sistema. Si la llamada había sido buena lo correcto era cualificarla como tal y mandar el informe. No lo hizo. Nunca lo hacía cuando un operador no le gustaba. Esperaba hasta encontrar un resquicio para herir. Y siempre lo encontraba. Era humanamente imposible que un agente atendiera con perfección un millar de llamadas al mes.
El siguiente era Salitre. Pura rutina. Trabajaba bien. Le escuchó sin ganas y le dio una calificación medio alta, un poco por debajo de la realidad.
Antes de tomarse un descanso escuchó a Waldo. Más de lo mismo. Todo correcto, sin necesidad de correcciones. Los ítems le dieron como media un 86%. Corrigió un par de ellos y lo dejó en un 80. No era bueno que los remeros se crecieran recibiendo calificaciones excesivamente buenas.
Cuando bajó a fumar vio a Jacobo sentado en la escalera de la entrada conversando con un Ducados que acababa de encender. Le ignoró como siempre y ambos se sintieron felices por ello. A ninguno de los dos les apetecía hablar más de lo estrictamente necesario. Y allí, en la calle, nada lo era.
Se alejó hasta la esquina y buscó la sombra del edificio sin perder de vista al yayo que estaba recibiendo con alegría la llegada de Waldo y de Salitre que también se tomaban su momento de asueto. Verlos departir amigablemente la enervó. Cuando ella era coordinadora nunca les dio tanta confianza a los agentes. Marcar las distancias es imprescindible si quieres progresar en la escala de mando. Lo pensaba convencida y lo que se cree con fe nunca es punible aunque se base en la soberbia.
Mientras apuraba el cigarrillo iba redactando el borrador del correo que mandaría para delatar el desorden que Jacobo había provocado dejando que los agentes se sentaran donde les apeteciera.
-Anda, Maruja. Vístete y vamos a tomar un Martini donde Manolo
Venancio estaba conciliador y quería ofrecerle a Maruja lo que el entendía como un detalle especial.
- No me apetece demasiado vestirme, Venancio. Ve tú si quieres. Yo prefiero quedarme. Pondré un poco de orden en la cocina, me daré una ducha y, si tú no has regresado, puede que baje a por ti y entonces si me tomo algo
- Como quieras, yo me voy bajando – Necesitaba su primera dosis etílica para sentirse bien.
Al quedarse sola se sintió aliviada. Aceptó la invitación del sofá y dejó que su cuerpo se incrustara entre los cojines. El zumbido del móvil le anunció la entrada de un mensaje.
- Buenos días, Mariona. Ayer me abandonaste-
Era Salitre que aprovechaba la hora de su comida para hacerse notar.
Le contestó –Lo siento. Tenía cosas que hacer-
- Necesito verte ¿Tomamos algo en el parque? ¿A las cinco?
A esa hora Mariona sabía que Venancio estaría durmiendo los efectos de la comida o tomando un interminable café y copa con sus amigos del bar.
Se bloqueó pensando si valía la pena quedarse en casa asumiendo la inconsistencia de su vida familiar o acercarse al parque para sentirse viva.
Pensó que si aceptaba la invitación de Salitre se iba a sumergir en el peligro. La necesidad de vivir se impuso al prejuicio.
- De acuerdo, poeta. A las cinco en la cafetería del parque
- Mejor en la esquina de la entrada. Espérame allí. Ciao
El mensaje de despedida de Salitre la alteró. Si la pedía que esperara en la esquina era porqué no tenía ninguna intención de entrar en el parque. Cerró los ojos para revivir su escarceo en el coche. No hay preludio sin melodía final.
Abrió el armario y buscó una blusa entallada de color rosado y la falda que solo se ponía cuando salía de noche. La última vez que se vistió de aquel modo fue en la nochevieja de hacía dos años. Todavía tenía grabada la cara de Venancio cuando le dije que ya no tenía veinte años para lucir tanto palmito. Fue una nochevieja tan sórdida como sus últimos años de convivencia. Venancio recibió el año nuevo con la misma borrachera con la despidió al anterior y cuando llegaron a casa su marido se metió en la cama después de vomitar y la falda regresó al armario. Hoy era un buen día para recuperar el ánimo.
- Me ducho, me visto y bajo al bar – El pensamiento manipulaba los efectos de su decisión. Disfrutaba pensando en la cara que pondría su marido cuando la viera vestida de aquel modo y sentía cosquillas en el estómago viendo que apenas quedaban tres horas para ver a Salitre.
Violeta pulsó la tecla de enviar para que su correo llegara a destino. El lunes podría comprobar el efecto. Confiaba en que el destinatario se pusiera en contacto con la dirección de la plataforma para llamarles la atención acerca de las libertades que se tomaban los coordinadores en el fin de semana. Había escrito en plural pero con la sutilidad de nombrar a Jacobo en dos ocasiones para que le consideraran responsable del desorden. Lo mandó con copia a sus compañeros con la intención de que el domingo Manuel pudiera corroborar sus palabras en el caso de que Selena, Belma y Jacobo no hubieran obedecido sus órdenes de cambio de posición de los agentes.
Hecha su buena obra del día siguió con las escuchas sin dejar de mirar hacia el tambor donde, dada la tranquilidad del día, los tres coordinadores conversaban relajados. Waldo levantó la mano pidiendo ayuda y Selena reaccionó de inmediato acercándose sin darle tiempo a Violeta a disparar el dardo de un reproche.
- ¿Qué tal aquí? Parece acogedor y el menú no está mal –
- Si, no me importaría probar ese guiso de ternera con alcachofas. Seguro que no es algo pre cocinado – Si algo le quedaba a Palmira de sus orígenes rurales era el rechazo por la comida industrial.
Se sentaron en una mesa junto a la ventana que daba a la fachada del Museo de Historia. Era una calle sombría y estrecha que convertía la temperatura en soportable. El restaurante no disponía de aire acondicionado pero se nutría del frescor de la piedra para convertirse en agradable.
- ¿Vino o seguimos con cerveza?-  
- Yo prefiero vino. Así mezclamos menos. Recuerda que al llegar a tu casa nos esperan las dos botellas que he traído
- Dos no, Mariona. Cuatro. Yo también compré dos botellas de Jumilla de la misma marca que aquel que nos bebimos a la salud de Palmi
- Entonces, vino de la casa, por favor
El camarero asintió y se dirigió a la barra cantando la comanda.
- Dos entremeses, una de mero en salsa, una de morcillo con alcachofas, y vino para dos –
Pan y vino llegaron de inmediato.
- ¡Por nosotras!  El entusiasmo que puso Mariona en el  brindis  convertía aquel vino cosechero en un gran reserva.
- ¡Por nosotras! ¡Que podamos repetir esto muchas veces! – Al levantar su copa Palmira pensó en la que ya no estaba, pero prefirió no romper aquel clima de alegría con una nostalgia que les podía amargar la comida.
- ¿Cotilleamos un poco? – Le pareció la mejor salida para recuperar el ritmo.
- ¿A quién ponemos a parir? – Mariona entró rápidamente en el juego.
- Yo empezaría por la coordi nueva. No la soporto
Cuando les llevaron el postre las dos tenían ese brillo tan especial en la mirada que solo se produce cuando se ha comido bien y se ha bebido mejor.
- Dos cafés solos, por favor. Uno con sacarina
- ¿Quieren un chupito? Invita la casa
 
Venancio dormía plácidamente acortando el tiempo que le faltaba para regresar al bar y ver el partido de las ocho.
 
El apartamento de Salitre se vistió de pasión sin condiciones, amparando el encuentro inevitable de dos pieles que se ansiaban. Acompasada y melódica, la sinfonía del deseo llenó el espacio de susurros y jadeos.
Desde la ventana la tarde no dejaba de mirar como aquellos cuerpos se enredaban en una danza de fuego que trazaba sombras chinescas en la pared del dormitorio.
Para Salitre no era una conquista, ni para Maruja una venganza. Era sexo, solo sexo, comprometido a no significar un compromiso. A veces la mentira se disfraza de verdad para perfumar lo prohibido con aromas de libertad sin condiciones.
- ¡Que golazo!...¡Que golazo!..¿Lo habéis visto?...Mirad, mirad, mirad la repetición. ¡Joder! ¡Menuda gardela!
Venancio y sus amigos estaban eufóricos.  Tanto que no vieron como Maruja asomaba la cabeza por la puerta del bar. Sonrió y se fue calle arriba hasta su casa. También se sentía eufórica y su mente no dejaba de ofrecerle la repetición de los momentos más interesantes de su encuentro.


27 comentarios:

  1. Es por prudencia o es tu manera de escribir?
    porque no describes el polvo? jjjjjjjj

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    1. Se corresponde con el léxico que predomina en el relato. En otro tipo de historia cabría describirlo. En esta no.

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  2. SIGUE SIENDO MATADOR ENGANCHADISSSIMA ME TIENES

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  3. No sabía que escribieras. SOlo te había seguido en el otro blog. Me está encantando tu novela, es muy realista y entretenida. Enhorabuena.
    Una amiga de huff

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    1. Gracias por tu comentario. El otro blog pronto se activará. Ahora el físico no me permite tanto.

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  4. Tampoco te conocía esa faceta. ¿Podemos leer alguna otra cosa tuya?
    Nos gusta como cargas de poesía tu escritura.
    Loli y Andrés.

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    1. No está actualizado. Pero sigue vivo un blog de corte social http://nirosesnigavines.blogspot.com.es
      Está escrito en castellano.

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  5. QUE EL GRANAINO DIGA LO QUE QUIERA TODOS SABEMOS LO QUE ES
    UN FASCISTA DISFRAZADO DE SI MISMO
    MUY BUENA HISTORIA Y MUY BIEN CONTADA
    ANDO POR LA MITAD PERO PIENSO SEGUIRLA..
    ABRAZOS
    J.P.G.

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    1. Gracias por tu comentario. Dejemos en paz a los que no la tienen.

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  6. Tenemos que decírtelo. Ya que has reemprendido la escritura de tu historia bien podrías no haber abandonado la lucha que emprendimos para que te devolvieran lo que te quitaron. Al final, Jaume, tus amigas te abandonaron. Ya no les servías de muralla contra las cosas que pasan allí. Nosotros te disculpamos por dejarnos pero si lo analizas verás que al seguir escribiendo estás luchando otra vez. Te decimos esto porqué los tres te queremos.

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    1. Lo que me llena de emoción es vuestra última frase. Yo también os quiero y siento lo que pasó. Mi gente es mas importante que yo, aunque algunos no lo entiendan.

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  7. Consigues que los que no conocíamos ese mundo sepamos lo que es. Te felicito por el prólogo y las primeras páginas. Lo pienso seguir con toda mi atención. Tienes esencia de escritor. En Huffington se te ve capaz pero en esa historia se te descubre.

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    1. Eres muy amable. Gracias. Espero que lo que te queda por leer siga siendo de tu agrado.

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  8. MUCHA M EN LA GALERA MUCHA JAIMITO
    TE ECHO DE MENOS Y CREO QUE NO SOY SOLO YO LA QUE TE RECUERDA
    ERAS EL MEJOR

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    1. Algo me llega. Pero todos los temporales se capean. Nadie es nadie, ni siquiera lo fué.

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  9. AGIL Y ENTRETENIDA COMO TUS COMENTARIOS EN LA WEB
    SALUDOS

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  10. Me he pasado la tarde leyendo tu novela. Si escribieras sobre algo que todos conociéramos más seguro que triunfaba. Eres bueno Jaime Domingo.
    Te sigo en Huffington y desde hoy te seguiré aquí. Enhorabuena escritor. Seguro que a mi mujer también le va a gustar. Te lo cuento.

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    1. Me halaga haber contribuido a tu tiempo de solazo de la tarde. Y me halaga tu comentario. Muchas gracias.

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  11. Nos pusimos a leer tu blog porque el granaino le llamó miseria...
    Le hemos dado las gracias al pie de uno de sus comentarios. Lo que el llama miseria es literatura de la buena. Felicidades Jaime

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    1. Mira por donde algo le deberé a ese personaje.
      Muchas gracias a vosotr@s por leerme.

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  12. Te dije que te lo contaba. A Angela le ha encantado. Desde hoy vamos a leerte juntos. Nos hemos inscrito en Huffington como comentaristas. Nos encontrarás como ALFREDO Y SU MUJER.
    Ah y al granaino tambien le hemos dado cera.

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    1. Me alegra que coincidáis. Y si, os he visto en Huffi.
      Gracias Ángela y Alfredo. Por leerme y por la cera.

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  13. Otra vez nosotros. Hemos comentado detalles de tu historia y coincidimos en que es algo vivo. Nos encanta Jaime y vamos a recomendársela a nuestros conocidos. Un abrazo.

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  14. Cada dia miro si sigues con tu libro.
    Oye...esa Violeta es la HDP que desencadenó la movida que montaron a tu favor en Huffington Post ¿verdad?
    Menuda zorra.
    No nos dejes esperando que nos tienes enganchados a toda la familia.

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  15. ¿Estás bien? Sigo esperando que cuelgues más de tu historia.
    He visto en facebook que andas regular. Arriba el ánimo campeón. No hay prisa, ponte bueno y escribe.

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